JERUSALÉN – la Federación de Científicos norteamericanos es una organización preocupada por la responsabilidad ética de los científicos de informar y ayudar a definir el debate nacional sobre ciencia, tecnología y política gubernamental. Cuenta con al aval de 84 ganadores del Premio Nóbel. Fundada por investigadores del Proyecto Manhattan después de la Segunda Guerra Mundial, tiene un programa que se opone al abuso del secreto del gobierno, cuyo sitio web se denomina (deliciosamente y cual oxímoron) "Secrecy News” (noticias secretas) y frecuentemente da a publicidad documentos ilegítimamente ocultados al público. “Secrecy News” recientemente hizo pública una traducción al inglés preparada por la Oficina de Estados Unidos del Director de Inteligencia Nacional, de la nueva versión de la Carta de Fatah, formulada en la confusa conferencia de Fatah en Belén el verano pasado. (Ver Ed Rettig, "The Fatah Bethlehem Conference," 11 de agosto de 2009).
La Carta analiza los principios que guían la conducta de Fatah. La introducción dice: "Debemos saber que nuestro enemigo es fuerte y la batalla es feroz y prolongada... la determinación, paciencia, secreto, confidencialidad, y el respeto de los principios y objetivos de la revolución impiden que tropecemos, y acortan el camino a la liberación... adelante con la revolución. Larga vida a Palestina, libre y árabe".
Si bien el llamado a una "Palestina, libre y árabe" suena a vieja retórica revolucionaria, resulta altamente significativo que no se repita la conclusión de la vieja carta que "el sionismo es un movimiento político orgánicamente asociado con el imperialismo internacional...". En realidad, el término "sionismo" está ausente del nuevo documento, al igual que el término "lucha armada" (como en la Carta de 1968 "la lucha armada es la única forma de liberar a Palestina".) Por otra parte están ausentes los términos "Israel" o "paz" o "solución de dos estados".
A continuación de esta introducción ambigua, el texto hace referencia a lo interno, a evitar el tipo de caos que ha causado estragos en la capacidad de gobierno de Fatah. La lectura de sus 120 artículos muestra a líderes del movimiento que comprenden lo negativo del control despótico legado por Arafat. Sin mencionar su nombre, la nueva Carta implícitamente juzga sus fracasos.
Llama la atención en este sentido la sección que dice "El liderazgo colectivo es el único método del movimiento". Gran parte de la carta se refiere a la necesidad de instituir "democracia interna" a través de una mayor comunicación vertical en la jerarquía, reacción del liderazgo a las clases sociales inferiores, y "respeto por parte de la minoría de las opiniones de la mayoría". Ciertamente, no se puede culpar a Arafat por todas las disfunciones. Si Fatah hubiera sido tan disciplinado y receptivo en 2006 (dos años después de la muerte de Arafat) no hubiera presentado más de un candidato en muchos distritos electorales, y entregado la victoria histórica de la elección parlamentaria a Hamas.
De todos modos, el trabajo de democratización aún está incompleto. La ausencia crítica de disposiciones referidas a la transparencia es el mejor ejemplo. Existe un capítulo detallado rotulado "Confidencialidad" que dice mucho sobre los valores de la elite de Fatah. Se los define como "compromiso", "disciplina", "centralismo democrático", "crítica y autocrítica", y nuevamente, como subtema, "confidencialidad". Los líderes de Fatah retienen la pasión de su movimiento revolucionario por el secreto. Resulta desalentador y ciertamente es una mala señal para el futuro que sigan rechazando la visión democrática de que la transparencia en los procesos de gobierno es el mejor antiséptico político contra la autocracia y corrupción.
Otra pieza ausente es la inexistencia de previsión de un cargo independiente que cumpla el rol de ombudsman. El artículo 40 no define lo que llama el Tribunal de Fatah: "el Consejo Revolucionario elegirá al presidente del Tribunal de Fatah durante su primera sesión, y el Comité Central formará el tribunal y redactará sus reglas". Este tribunal no es independiente. Sus jueces deben sus puestos y herramientas de trabajo a algunas de las personas que uno esperaría que investiguen. (El Consejo Revolucionario es una especie de parlamento del movimiento: el Comité Central una suerte de gobierno del movimiento; y también hay una Conferencia General, un órgano numeroso que se reuniría sólo cada cinco años, pero hasta agosto de 2009 no se había reunido jamás en el curso de dos décadas). El tribunal aparentemente carece de poder para identificar y evitar un gobierno partidario imperfecto de la forma que lo hacen el ombudsman o el asesor legal en los partidos políticos israelíes.
Suponiendo que la traducción del texto es correcta, debemos sentirnos gratificados por la desaparición del atroz lenguaje sobre sionismo y lucha armada, una exigencia de larga data de Israel (y de las comunidades judías mundiales). Sin embargo, para los pesimistas está la preocupante retórica revolucionaria de una "Palestina árabe"; no se menciona la paz ni la solución de dos estados; y están ausentes los componentes claves de control, cruciales para cualquier partido que ejerza un buen gobierno y que busque aportar independencia, paz y prosperidad a Palestina.